En las constelaciones individuales, a diferencia de las constelaciones en grupo, constelador y cliente representan todos los papeles que el campo pida, entrando y saliendo de uno u otro según sea necesario para permitir el movimiento de sanación.
Estas sesiones, que suelen durar de 40 minutos a 1 hora, tienen lugar en Bilbao (Deusto) o en el domicilio del cliente (Getxo o Bilbao y alrededores) si lo desea y el campo nos indica que es conveniente, si son presenciales, o bien por Skype, o incluso por teléfono.
Con las constelaciones, nos encontramos ante algo diferente a aquello a lo que estamos acostumbrados, un nivel cuántico de energía en el que las partículas se comportan de maneras que desafían nuestro sentido de la lógica, mostrando una realidad que rompe nuestros esquemas del tiempo y del espacio.
Así las constelaciones nos revelan que estamos conectados con nuestros ancestros, aunque estos hayan muerto, ancestros que incluso a nivel consciente no conocemos, y que estamos todos conectados aunque nos encontremos en ciudades o países diferentes.
No es necesario que constelador y constelado se encuentren en la misma sala para poder realizar la constelación.
Bastará que nos conectemos por videoconferencia, o por teléfono, para poder constelar el asunto que te preocupe o te cause malestar en este momento.
Se aconseja contar para la sesión con un espacio tranquilo y silencioso, a ser posible donde poder moverse (y donde poder echarse en el suelo si es necesario) y donde sepamos que no seremos interrumpidos (si tu mascota está presente, puede ser incluso beneficioso, pues los animales son excelentes representantes). Si no tienes espacio para moverte, no te preocupes, el campo lo tiene en cuenta y se adapta a nuestras circunstancias.
Precio: 65€ online o por teléfono – 75€ presencial
Política de cancelaciones
80€ constelación presencial – 70€ online via PayPal
Talleres online y presenciales en Getxo y Bilbao, Bizkaia, con posibilidad de organizar talleres en otros lugares.
Precio: 70€ constelar – 20€ participar (15€ la segunda vez en dos meses)
Precio: 75€ constelar – 25€ participar
El taller consiste en un grupo de asistentes que pueden o no conocerse entre sí.
La persona que desea constelarse presenta brevemente el asunto para el que busca solución (a veces incluso puede no ser necesario), y bien la persona, bien el constelador, bien el campo, según nos indique este último, eligen personas del grupo para representar miembros de su familia u otros roles. Durante el transcurso de la constelación el campo puede sacar a más representantes de entre los participantes, para representar familiares, ancestros, u otras personas o elementos desconocidos para nosotros, pero necesarios para llegar hasta la reconciliación que da lugar a la liberación y sanación necesaria.
Los representantes, sin pensar, sin intención, prestando atención al cuerpo y lo que perciben, en recogimiento, en un estado meditativo, siguen el movimiento que les llega. De este modo, comienzan a sentir y comportarse como las personas a las que representan aunque no las conozcan.
A través de ellos, el desorden detrás del problema sale a la luz. Otras fuerzas, el campo, la mente espíritu (como lo denomina Hellinger), el centro vacío, la energía… como queramos llamarlo, mueve a los representantes, lentamente y en silencio, poniendo en marcha un movimiento de sanación.
Cuanto más centrado y en sintonía está el representante, mayor la sanación, tanto para la persona que ha pedido la constelación y su sistema, como para la persona misma que se ofrece como representante, además de los presentes y quienes resuenan con ellos.
En el taller realizamos también diferentes ejercicios en parejas o en grupo que ponen en marcha poderosos movimientos de sanación en nuestra vida.
Al participar nos comprometemos a respetar la confidencialidad, honrando y contribuyendo al espacio de no juicio en que se desarrolla el taller, y al clima de profundo respeto por lo que se comparte en el grupo, por el sistema familiar de la persona que se constela y todos los presentes.
Entendemos que las constelaciones familiares no son un sustituto de la atención médica o de la intervención del especialista que corresponda a nuestro caso, asumimos la decisión de participar de manera voluntaria y nos responsabilizamos de los cambios y procesos que la sesión pueda desencadenar en nosotros, nuestro entorno y nuestra vida.
En el momento en que desees constelar, sentirás qué es conveniente. Si sientes que no puedes hacerlo en grupo, por defecto nos queda la sesión individual.
En ocasiones el campo pide que la constelación sea individual, y nos lo hará saber (simplemente la organización de la sesión no fluirá de otro modo).
A la inversa, puede ocurrir en ocasiones que el campo, el guía, le comunique al constelador que el tema a tratar necesita indefectiblemente de una constelación grupal.
La energía en cada tipo de taller es diferente. En el taller online la dimensión cuántica es mucho más evidente, y la energía de sanación es muy potente.
En el taller presencial, por otro lado, obtenemos mucha más información del campo, profundamente transformadora.
Es muy recomendable asistir a los dos tipos de taller y experimentar personalmente la diferencia.
El campo se adapta a las circunstancias y los medios que tenemos, y en cada caso nos proporcionará lo que necesitamos en el momento de la sesión, sea ésta online o presencial.
Las Constelaciones Familiares son una filosofía y una forma o herramienta de trabajo, cuyo método es la fenomenología, esto es, la apertura a la información tal como se presenta en el aquí y ahora, para el caso concreto sobre el que se pregunte o constele.
No es necesario creer en nada. Tan solo es necesaria una actitud adulta de asentimiento a la vida como es y de respeto, asumiendo cada uno la responsabilidad de su vida.
El campo, la energía que opera a través de las constelaciones, se adapta a nuestras creencias, a nuestras circunstancias y a nuestro proceso personal de crecimiento, llevándonos hacia la sanación y el amor mayor.
El constelador no es un salvador. La sanación, como dijese Wayne Dyer, es algo personal entre cada uno y el universo, y su medida es proporcional a ese compromiso.
Las horas siguientes a una constelación es conveniente estar en silencio, en recogimiento, con nosotros mismos, pues es un momento de integración de lo vivido, en el que se da un salto cualitativo en nuestro crecimiento personal. Y de ese salto va a depender mucho la efectividad de la constelación.
El proceso de integración durará dos días más, en los que estarás como en un estado alterado de conciencia, en un estado agudizado de emotividad y de sensibilidad. Durante este tiempo es importante cuidarse, descansar, proteger la intimidad, tenerse amor y paciencia con el propio proceso personal. Es recomendable beber mucha agua, pues el cuerpo también estará pasando por un proceso de depuración.
Es importante evitar racionalizar lo vivido, evitar analizarlo, o criticarlo, que no son más que mecanismos de sabotaje para evitar la sanación. Recordar que a menudo nuestra mente está al servicio del pasado y de la resistencia al cambio. Observa Brigitte Champetier que analizar la vida y vivirla no son compatibles.
Puede ser útil retener aquellos mensajes, frases sanadoras o imágenes que nos han movido o resonado especialmente, mientras nos de fuerza un tiempo, para después soltar y olvidar la constelación, entendiendo que el movimiento que se ha puesto en marcha continúa hacia adelante, más allá de lo visto y lo vivido.
Es recomendable no hablar de la propia constelación a no ser que sea con alguien íntimo, que sabemos que la va a respetar.
No es recomendable contársela a los hijos, especialmente si la constelación ha sido para ayudarles a ellos: como decía Bert Hellinger, “la ayuda buena es silenciosa”. Saber que se les ha constelado, o contarles la constelación, les quitará fuerza, pues es importante que sientan que han salido ellos solos de la dificultad en que estuvieran.
Si decidimos contar la constelación, es importante sentir si nos va a ayudar, si va a ayudar a quien se la contemos, y, si decidimos contarla, hacerlo de manera descriptiva, sin interpretar.
Aquí es muy importante, de nuevo, ser cauto, y estar en sintonía con nuestro sentir.
Se suele recomendar no tomar decisiones sobre lo vivido en una constelación inmediatamente después del taller pues estas decisiones no suelen estar en sintonía con lo que hace falta en el aquí y ahora y son “de cabeza”: el movimiento de sanación que vivimos en la constelación nos lleva la delantera, las condiciones para el cambio aún necesitarán su tiempo para manifestarse.
Bert y Sophie Hellinger recomendaban en 2014 esperar al menos 6 semanas antes de tomar una decisión basada en lo revelado en la constelación.
Sabemos que las constelaciones han cambiado desde entonces, que el campo está en evolución constante, quizá sea bueno esperar al menos 6 semanas, quizá no. La clave es estar muy presente, y el cambio se dará solo, será un “yo” nuevo, con otra energía y otra fuerza, quien actuará en sintonía. En un momento dado, notaremos que se ha dado un cambio en nuestra vida, que habrá fluido de manera natural, sin necesidad de forzar nada, en estado de gracia.
Observa Brigitte Champetier que la constelación, lejos de ser un remedio mágico, nos pide algo a cambio: un compromiso personal con la decisión de estar en nuestro adulto y en el presente (renunciando al pasado, a la dependencia, al deseo de venganza por algo que ya pasó, a hacer de madre/padre de otros adultos, renunciando al victimismo), en el respeto a todo y todos como son.
Esto significa, el compromiso con vivir las fuerzas del amor en nuestra vida diaria:
Paradójicamente, sólo cuando podemos aceptar y agradecer la dificultad que tenemos puede esta cambiar, lo mismo ocurre con aquellas personas que nos resultan difíciles en nuestra vida, o que nos preocupan.
Las nuevas constelaciones, a diferencia de las anteriores, transcurren en silencio, y en profunda sintonía, en un estado meditativo, con movimientos muy lentos, sin psicodrama. No se coloca a los representantes (o raras veces), no se les obliga a moverse de acá para allá, no se les hace hablar en lugar de aquellas personas a las que representan (pues es una falta de respeto a los ancestros, únicamente el cliente, cuando se representa a sí mismo, puede hablar, en su propio nombre.) En las sesiones online puede hacerse necesario que el representante diga, en pocas palabras, sin emoción y muy centrado, como se siente durante la constelación. En momentos dados, el facilitador puede pedir al cliente que repita palabras que tienen un efecto inmediato de sanación en la constelación.
Participar en un taller es sanador también para los asistentes aunque no se constelen. Este trabajo nos hace también más compasivos, al experimentar lo que es estar en la piel de otra persona, llevándonos a importantes comprensiones.
Algunos tipos de constelaciones (según el trabajo de Bert Hellinger y de Brigitte Champetier de Ribes):
Constelaciones de una frase: La persona se sienta al lado de Bert Hellinger, que permanece en silencio. La sala entera permanece en silencio. Hellinger espera. En un momento dado se acerca el micrófono a la boca, y dice una frase que le acaba de llegar. La frase es sencilla, y profunda. Nos mueve a todos. La persona permanece a su lado, en silencio. Asimilando la frase, tal vez poco tiempo, tal vez más. Ha sido suficiente. Le da las gracias a Bert y se retira. Tal vez la persona comentó su problema al principio (en pocas palabras, Hellinger no acepta más), tal vez nunca llegó a decir qué le había llevado hasta allí, y no hizo falta, el campo lo sabe todo.
Constelaciones del espíritu/mediales: El facilitador pide a una persona que se levante y se coloque donde lo sienta (o en algún lugar concreto, como el centro de la sala). A partir de ahí, este representante se deja mover. No sabemos a quién representa, ni qué le pasa o a quién mira. Tal vez el facilitador saque algún representante más, o tal vez no. En silencio, sin mediar palabra, se deja actuar al representante hasta que su movimiento haya acabado. Este tipo de constelación, en la que ni el facilitador ni nadie en la sala sabe qué está pasando, es profundamente sanadora.
Constelación sistémica: El facilitador siente que no hay permiso para colocar ancestros ni miembros de la familia del cliente. Se saca un representante para el cliente, y el resto de participantes se representan a sí mismos. La sanación llega a través de la resonancia con los vivos (los participantes).
Constelación cuántica: Las Nuevas Constelaciones Familiares son ya constelaciones cuánticas en cuanto que la persona que se constela lo hace desde su estado adulto, apelandose a su dimensión cuántica a traves de las frases sanadoras: despedirse del pasado en todo momento, asentir al presente y reconocer lo que hay, integrar, respetar y agradecer.
Por otro lado, identifica Brigitte Champetier una modalidad en la que explícitamente se coloca un representante del cliente y un representante para el «yo cuántico» del cliente (o bien del holograma), a parte de otros representantes que se sienta necesario sacar, o que saque el campo. El «yo cuántico» es esa versión avanzada del cliente que ha tomado a sus padres, que es capaz de asentir a todo tal y como es y a todos tal y como son, agradeciendo la vida, todo y a todos por ser como son, agradeciendo y despidiendo el pasado, viviendo en el presente, asumiendo la responsabilidad de sus actos y las consecuencias, y comprometiéndose a reparar, en su estado adulto, totalmente en la vida. La introducción del «yo cuántico» tiene un efecto muy sanador.
Esto son sólo orientaciones, pues el campo, si bien en un momento dado puede ofrecer estos modos de trabajar con claro discernimiento, a menudo simplemente se manifiesta, hace y deshace, y sólo después nos damos cuenta de que la constelación que se ha desplegado era de este o aquel tipo, o un híbrido…, o algo nuevo. Aquella fuerza que opera a través de las constelaciones siempre lo hace todo nuevo.
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